martes, 14 de septiembre de 2010

¡Hola, Nueva York!

¿Qué mejor que inaugurar este blog que en la tienda flagship de Kiehl’s en Nueva York? Ahí comenzó esta pequeña marca, en el humilde barrio del East Village, barrio de inmigrantes hacia 1853 y ahora barrio con encanto, pero para bolsillos pudientes. Eso es lo que me cuenta Olga, KCR (Kiehl’s Customer Representative, como llaman a las vendedoras) que el barrio ha cambiado mucho en los últimos 30 años, se ha “gentrificado” ahora es barrio de artistas, músicos y estudiantes, que van a la cercana Universidad de Nueva York.
Me cuenta también que, sorprendentemente, la mayoría de las ventas son a los turistas que van a ver la tienda original; no hay tantas ventas al público local de NY. ¡Y eso que es la tienda que más vende de NY!






Es un placer darse una vuelta, hay motos por todos lados, incluso una que pertenecía a Steve McQueen, que nunca fue usada desde que está en la tienda.
La onda del mobiliario es un “shabby chic”: está el escritorio original de Aaron Morse, una lámpara de techo antigua de cristal preciosa y muchas flores naturales blancas. Unas camisetas rockeras muy chulas para adultos y bebés están a la venta (muy a la Ed Hardy). Son una edición limitada, me cuenta Olga, y con las motos dan el toque “biker chic” a toda la tienda.
Merece mucho la pena ir, conocer la historia del barrio, y charlar con los empleados.
Están también las fotos “vintage” de la tienda hace 40 años: de la típica farmacia como las de todavía hay aquí en Europa (no olvidéis que el Sr. Kiehls era inmigrante europeo). Todo tiene una pátina de Viejo Mundo, hasta las botellas antiguas de boticario.
Los envases modernos de Kiehl’s siguen igual que siempre: simples, directas, pero a la vez llenas de significado. Herederas de un pasado ilustre, eternas como las cosas buenas, son los productos “de toda la vida”.
A vosotras, ¿qué es lo que os atrae de Kiehl’s?

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